En estos tiempos de migraciones por los que está atravesando el mundo, para nadie es un secreto que Venezuela vive el mayor éxodo que su historia pueda contar, todos los venezolanos en algún momento de esta oscura época quinceañera nos hemos hecho la pregunta retórica de irme o quedarme. Y si bien es cierto es una decisión difícil pues como diría un cantautor guatemalteco “el día que te vas no eres de aquí por qué te fuiste y no eres de allá, porque no naciste allá” y en esta ambivalencia migratoria comienza el debate de ¿Qué hago, me voy o me quedo?
Irse es terminar una relación de vida con la tierra que te vio nacer, y quedarte, es soportar los embates de un gobierno indolente para con sus coterráneos. Hacer una elección en cualquiera de los dos casos es difícil.
Al que se va, mis respetos, pues intenta llevarse una vida entera y un país en tres maletas, que van cargadas, más de sueños, aspiraciones y nostalgia que de cualquier otra cosa. El que se va adquiere el calificativo de extranjero para donde vaya y enfrenta todos los desafíos que dicho calificativo le da. El que se va solo está cambiando unos problemas por otros, pero tiene derecho de hacerlo.
Al que se queda, mi mayor admiración, pues intenta vivir esa Venezuela que hoy se nos plantea: confundida, dividida, perdida, herida, pero aún con vestigios de vida. El país se encuentra en cuidados intensivos pero con signos de pronta mejoría. Quedarse es estar dispuesto a lucharlar, a reconstruirla, a vivirla. Venezuela necesita de todos para salir adelante, pues cada venezolano va a hacer falta para refundarla.
Hoy Venezuela solo es lo que nosotros dejamos que hicieran con ella, unos por miedo a levantar la voz y ser callados por el régimen y otros por resignación y comodidad. Ya es hora de apartar todas esas excusas, y dejar de pensar en los problemas del país y ponernos a pensar en las soluciones. El venezolano tiene que dejar de esperar un salvador político o en un proyecto mesiánico y darse que cuenta que todos trabajando juntos somos la salvación. Ya basta de quejarnos de todo y por todo, trabajamos desde nuestro puesto cada uno por una Venezuela mejor.
Al final, yo decidí quedarme y formar parte del cambio, quiero estar aquí el día que todo cambie y sea la Venezuela que todos queremos y no la que unos pocos nos impusieron.